La vocación del mediador: ¡Cuánto daño está haciendo en estos inicios de la andadura de los Mediadores la creencia extendida de que un Abogado o cualquier otro profesional puede ser Mediador y que lo que tienen los Mediadores profesionales es una formación específica en Mediación!.
Aún no se ha llegado a comprender que una cosa es mediar y otra ser mediador.
Mediar puede mediar cualquiera, normalmente es una programación innata y adaptativa del hombre y la mujer, que media con el entorno y sus congéneres para lograr en la vida cada día sus objetivos.
Como tal, esta manera se comportarse es reactiva, es decir, no tiene por medio una consciencia, se desarrolla como instinto de supervivencia o impulso creativo. No todos la desarrollan de la misma manera y por eso existen diferencias entre unos y otros. Existen además profesiones en las que el instinto es más predominante que el impulso. Depende de circunstancias ambientales, educación, cultura y experiencias adquiridas a lo largo de la vida. Es decir, es aleatoria en su configuración, eficacia y desarrollo. Suelen ser los “espabilados”, los “listos”, los “habilidosos”. Median bien con la vida.
Ahora, ser Mediador como profesión está siendo la meta de muchos profesionales que corren en pos del conocimiento como si del Santo Grial se tratara, cuando tan sólo es la peana sobre la que asentar de manera estable lo que será la experiencia de ser Mediador.
La “titulitis” vuelve a predominar en un sector profesional nuevo, novedoso, un terreno virgen que vemos como se contagia de viejas pautas y hábitos decimonónicos. Si la profesión de Mediador ha sido hasta ahora una fuente de riqueza lo ha sido para los formadores en Mediación, sean personas o instituciones. El “Mediador cursillista” es la presa fácil de los que organizan cursos, otorgan títulos y capacitaciones y generan con ello los beneficios que, por ahora, aporta la Mediación.
Ya suenan además las campanas del corporativismo y el proteccionismo y se levantan voces en pos de una corporación que limpie, saque brillo y dé esplendor a la profesión.
Si nos quedamos en el Mediador profesional pronto tendremos todas las ventajas e inconvenientes de las profesiones que hasta ahora nos han acompañado en nuestras vidas, sobre todo a los que ya tenemos unos años y hemos andado por las verdes praderas y los campos yermos del siglo XX con otras profesiones a cuestas.
Os invito a generar esa esencia, La vocación del mediador, el que con la formación académica adecuada, por supuesto, hace de su vida una MEDIACIÓN CONSCIENTE y constante. Al que incorpora a su bagaje cultural y experiencial todo cuanto precisa de ACTITUD y aptitud.
Rápidamente los identifico, tienen una mirada y una sonrisa especial, consciente, con atención plena al momento presente, reverencian la tierra del otro como territorio sagrado donde se van a producir milagros a la que ha sido invitado para ser testigo y por ello se siente agradecido. Su humildad rebosa y su amabilidad y paciencia son su enseña y bandera.
Nada que ver con el altanero doctor de todo que, con su perspicaz mirada escudriña la tuya para intentar saber más de ti que tú mismo o el que sonríe irónicamente al volver a encontrarse con alguien que aún no ha superado su madurez emocional y mental y requiere sus sabios consejos.
¡Cuánto me queda que aprender!, pero estoy en camino, estoy en el camino, y en él están muchos, somos muchos, los que buscamos verdaderamente La vocación del mediador, para convertirnos, como dije hace ya seis años en las aulas de la Facultad de Economía al defender mi trabajo final del Máster de Coaching en CIUDADANOS MEDIADORES.
PARTICIPA
¿Tú crees que hay personas que nacen con unas habilidades innatas para ejercer la mediación?
¿O se pueden adquirir perfectamente?
«La vocación del mediador» Artículo escrito por Julio de la Torre Hernández Coll para el blog MARCOMEDIACION.ES
Founder & CEO del Instituto de Paz, Desarrollo Personal y Liderazgo
Desde mi punto de vista, hay que partir de la base de que para ser un magnífico profesional, hay que tener vocación.
Una persona que ama su trabajo, se va a implicar al máximo en él, va a entusiasmarse con cada logro, y esa felicidad que le aporta desarrollar su vida profesional labrará el camino al éxito.
Estoy totalmente de acuerdo en que para ser mediador necesitas diversas cualidades citadas anteriormente, además de la tan necesaria y fundamental formación académica. Esas actitudes y aptitudes del «mediador vocacional» marcarán la diferencia con los demás profesionales.
Creer en la mediación para resolver los conflictos es fundamental y esto es lo que debe transmitirse a toda persona que necesite estás medidas legales para solventar sus problemas.
Yo confío en la mediación, en profesionales cualificados para llevarla a cabo y en personas con un don especial para ello.
Para mí, es necesario tener unas habilidades naturales para ser un buen mediador, habilidades tales como la paciencia y la templanza, ser respuetoso, ingenioso, saber escuchar activamente y tener la empatía necesaria.
Complementar esto con una buena formación y sobre todo, creer en la Mediación como vía para resolver los conflictos.
Estoy convencido de que puede haber buenos mediadores en todos los ámbitos profesionales.