Cuando en la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca expreso a los alumnos del Diploma de Mediación que el SILENCIO es la herramienta fundamental del Mediador, comienzan las caras de sorpresa y expectación.
Durante demasiados años hemos considerado que la solución a todo problema está en las palabras, en esa capacidad del ser humano que le distingue de los animales y que tanto necesitamos, pues los pensamientos están compuestos de palabras, son las palabras las dueñas de nuestra existencia de tal manera que si no encontramos palabras para describir una experiencia es como si está no hubiera existido, sino encontramos palabras para expresar lo que sentimos es que somos unos incapaces emocionales.
En fin, en el imperio de la palabra, vehículo esencial del conocimiento, invocar el silencio como herramienta de trabajo sorprende, como digo, y provoca más de una muda pero elocuente mueca propia del lenguaje no verbal, que, como todos sabemos, representa el 80% de la comunicación.
Educar en el silencio, educarse en el silencio, aprender del silencio y emplear el silencio como herramienta fundamental del Mediador, el silencio del mediador, es un camino que no todos quieren recorrer, pues todos tenemos en la punta de la lengua el consejo, la directriz y/o la sugerencia para el momento adecuado, cuando no la pregunta poderosa que gracias al coaching he aprendido a formular en el momento adecuado. Más esperar, esperar en silencio a que brote de lo más profundo de todo ser la sabiduría que acumulada espera a poder emerger y hacerse palabra y acción es una cualidad de quienes se consideran simples testigos.
Presentes, muy presentes, los Mediadores son testigos de cómo aquellos a quienes acompañan encuentran la salida a sus problemas, la solución a sus enigmas y el fin de sus dolores en la sencilla espera acompañada de quien lo hace desde el ser, o lo que es lo mismo con el corazón activo y la mente aquietada.
Encuentro profesionales de la Mediación que saben mucho de todo cuanto afecta al proceso de Mediación desde el punto de vista técnico, pero que poco o nada saben sobre el silencio del mediador.
Es conveniente y necesario que todos cuantos quieran acompañar a otras en la búsqueda del Santo Grial de la solución a sus problemas estén entrenados en el silencio.
Tres días, tres días tuvo que esperar el mundo para ver resucitar al que fue proclamado Hijo de Dios, Jesús de Nazaret. Esta espera silenciosa entre la muerte y la vida es la clave para cualquier parto, para cualquier nacimiento a la luz desde el marasmo de las sombras que representan los problemas. La paciencia aparece como la virtud inherente al silencio.
El silencio del mediador y su paciencia convergen en la necesaria neutralidad, que más bien es desapego y observación consciente y confiada en que todo será como tiene que ser para aquellos que han confiado en nuestra profesionalidad.
Y como de silencio se trata, me callo, dejo de escribir y os invito a estar un rato en silencio
….
SIEMPRE ADELANTE
«El silencio del mediador» Artículo escrito por Julio de la Torre Hernández Coll para el blog MARCOMEDIACION.ES
Founder & CEO del Instituto de Paz, Desarrollo Personal y Liderazgo.